Esta exposición individual demuestra de forma clara y distinta cuán válida y fuerte es la corriente mediterránea en la estilización de las formas de Fanny Liberopoulou . La referencia, habitual en la artista, a la prehistoria y a la arqueología clásica se enriquece con las características de una investigación moderna que sale en paralelo con los mejores writters de Haring. Incluso el parangón, que sería inmediato, con el "Stamp Art" es sólo un pretexto para Fanny porque todas sus obras evocan sentimientos y emociones que van mucho más allá de la simple mecánica del envío postal con todos los ritos relacionados con él para buscar en la evocación de la distancia un tema onírico evocado con los ojos serenos de un niño, donde el infante representa un estado privilegiado del conocimiento humano y del desarrollo sin contaminar de la civilización a la que hacer siempre una referencia constante a la pérdida de valores en la sociedad actual.
Hete aquí, entonces, que las figuras de Fanny , antiquísimas como deudoras de un lejano pasado, pero al mismo tiempo modernísimas en ese saber seguir el ritmo de la historia contemporánea, cobran vida con un lenguaje fuertemente icónico, sencillo y conmovedor.
Fanny desarrolla una sofisticada herramienta de percepción visual que tiene un origen renacentista. Se trata del tema del "jardín mental" entendido como un lugar privado de ascendencia humanista en el que cada elemento físico que lo compone adquiere un significado profundo que convierte las cosas en un medio de contemplación y no en meros objetos de diseño.
En este sentido, se valora la estupefaciente novedad del mensaje de Fanny , que crea una propia "ecología del alma", basada en la comprensión de la belleza a través de las formas y los colores del arte.
Para de cada artista el trabajo es como un viaje; un viaje en el primer lugar dentro de sí mismo a la búsqueda de las raíces de la propia inspiración y, a continuación, una exploración del mundo exterior para excitar los sentidos. La vida de Fanny ha sido y está en camino. El mundo fue y es su verdadero hogar: tantas habitaciones como cuantas han sido y son sus experiencias de "viajera", en primer lugar por un empleo intrínsecamente relacionado con los viajes, después dando rienda suelta a su naturaleza creativa, para buscar el motivo de sus creaciones. Sus raíces están firmemente plantadas en su tierra natal, Grecia, generosa madre que deja ir a sus hijos, sin abandonarlos nunca: aquellas gráciles figuras, similares a las imágenes de las primeras expresiones artísticas figurativas helénicas siempre están ahí para recordarnos sus orígenes, a los que mira con nostalgia y gratitud, cada vez que emprende una nueva experiencia artística o vital. Sus experiencias, comunicándonoslas, devienen en sellos postales, símbolos del viaje y, al mismo tiempo, metáfora de los lazos afectivos que todo el mundo, inevitablemente, se construye y termina dejando atrás en la continua búsqueda de la propia completitud.
Fanny Liberopoulou , griega, el nombre no deja lugar a dudas. Su personal camino hacia la estilización y la abstracción hunde sus raíces en los grafitis prehistóricos, en la protohistoria mediterránea, en las decoraciones de la cerámica neolítica y en el protogeométrico y geométrico griegos tienen su origen las formas antropomórficas que invaden sus obras. El movimiento supera la estaticidad del arcaísmo en la estela de los grafiteros, de los escritores y del Street Art lanzando un puente entre el pasado y el presente. Los marcos que dan a las imágenes un valor icónico están rodeadas de un dentado que recuerda a la filatelia que, como las ondas que aluden a los matasellos, van más allá de los complejos mecanismos del Mail Art para señalar el ponerse in itinere por ser viajera, viandante, nómada, peregrina a la búsqueda de sí misma y de culturas, saberes y conocimientos diversos para aclarar la complejidad, antes que aceptar servilmente las simplicidades forzadas e impuestas. La complejidad y la visión global de un problema son, por lo tanto, instrumentos fundamentales del conocimiento mientras que la simplicidad de conveniencia o impuesta es renuncia y repliegue, instrumento para adormecer conciencias, mentes, pensamientos.
Fanny Liberopoulou nace en Atenas en 1960, ciudad en la que crece y en donde, tras haber estudiado en Ginebra en la Accadémie del Langues et de Commerce, comienza a trabajar abriendo un negocio de joyería en el barrio Kolonaki. Las formas y colores de las piedras que elige en su trabajo comienzan a estimular su vena creativa: más tarde, el eco de estos años se halla en sus esculturas en hierro policromado. Su padre es agente de viajes, lo cual le posibilitará viajar muchísimo y entrar así en contacto con culturas y paisajes diversos. De manera autodidacta se acerca al mundo artístico, experimentando su creatividad, modelando la arcilla y pintando con diversas técnicas. En abril de 1997 una pintura suya es publicada en ART MAGAZINE. El año siguiente celebra su primera exposición individual en la sala Bizarre de Atenas y suscita el interés de la directora de ART MAGAZINE, Despina Vaiopoulou que escribe una presentación de su trabajo. En 2002 se encuentra en Italia, en Nápoles, en donde asiste a la Accademia di Belle Arti e inicia así una formación artística tradicional. En 2006 se diploma en escultura y se traslada a Roma. Del 18 al 20 de mayo una obra conceptual suya “Seduta d’artista” (asiento de artista) es expuesta en el Auditorium de Roma en el contexto de la muestra “Fiera dei fiori” (fiera de las flores). En otoño de 2007 expone individualmente bajo el título “I remember” (recuerdo) en el espacio expositivo Liber.mente (Via del Pellegrino, Roma) a cargo de Maria Rosa Patti. En aquella ocasión concede una entrevista a Stefano Colonna, Historiador del Arte y director del Bollettino Telematico dell’Arte (http://www.bta.it/txt/a0/04/bta00471.html) En verano de 2008 expone algunas obras en la Libreria Archeologica (Via di San Giovanni in Laterano 46, Roma).
Del 23 al 26 de octubre de 2008 tendrá lugar su muestra-evento en la asociación cultural GIGA, de Matteo Peretti (Via del Governo Vecchio 43/43 a, Roma). Del 18 de diciembre de 2008 al 7 de enero de 2009 realizá la exposición individual ''Figure francobolli” (Figuras sellos) , también en la Libreria Archeologica. Ha participado con algunas pinturas en la exposición colectiva inaugurada en la galería La Pigna (Palazzo Maffei Marescotti) del 19 al 29 de enero de 2009. Una pintura suya, ''Uomini lucciole'' (Hombres luciérnaga) de 2006 ha sido elegida para ilustrar la cubierta de la edición italiana del ensayo Come le lucciole, una teoría del la supervivencia de Georges Didi-Huberman, publicado por la editorial Bollati Boringhieri dentro de la colección Nuova Cultura Introduzioni, en 2010. Actualmente, desde el mes de marzo de 2010 exhibe parte de su serie Immortali, esculturas antropomórficas esquematizadas en hierro policromado, en la galería Puchol de Valencia (Conde Salvatierra, 32) y del 20 de abril al 5 de agosto puede verse una selección de sus francobolli en la muestra “Mis sellos” en el espacio Le Pont des Arts de la misma ciudad (Plaza Nápoles y Sicilia, 1).
Desde que el arte viró su rumbo hacia la huida de la realidad fotográfica a principios del siglo XIX una de las vías de escape más recurrentes fue el retorno a una realidad idealizada y representada desde la visión infantil e inocente de los niños. El naïf es una corriente pictórica caracterizada por la ingenuidad, la espontaneidad, el autodidactismo en muchos casos y una falta evidente de formación técnica.
La artista griega Fanny Liberopoulou (Atenas, 1960) presenta por primera vez en España sus dibujos y esculturas realizados en los últimos veinte años. Unas obras que redundan en esa visión naïf/fabulística del mundo, propia de los niños y los adultos de mirada candorosa.
Sus inicios se remontan al año 1991, en Grecia, cuando comienza a dibujar y después modelar en arcilla esas figuras esquematizadas, simples y estilizadas, como una suerte de ídolos antiguos, como ex-votos ancestrales a pesar de no poseer ninguna cultura artística. De hecho, un escultor de las islas Cícladas le dijo “ni siquiera sabes lo que haces. Pareces una reencarnación de un artesano del 2500 a. C.” Más tarde el artista griego Lazaros Lameras le llegó a desaconsejar que recibiera formación académica pues poseía un talento innato. Afortunadamente desoyó esa advertencia y se diplomó en escultura en la Accademia di Belle Arti de Nápoles en el año 2006, quince años después de ejecutar sus primeras obras.En sus dibujos y esculturas, Fanny propone un mundo onírico, fabulístico e infantil con el que pretende jugar con el niño que reside en el interior de cada espectador y zarandearlo, despertarlo. Su uso del color arbitrario, de una manera espontánea e intuitiva nos remite directamente al fauve, concretamente aunque no de manera exclusiva, a Matisse, eligiendo los colores de manera instintiva, sin necesidad de utilizar reglas ni los principios científicos del color.
Como ha señalado el historiador del arte Stefano Colonna, la obra de Liberopoulou “recuerda a la cerámica griega del período geométrico.” Sus figuras antropomórficas quieren bailar, quieren salir. “No quiero dar un mensaje conceptual, intelectual; lo que me hace feliz es que la gente sea feliz al ver ese mundo que veo yo”, argumenta la artista. Una artista que se define como una persona feliz, sonriente, juguetona. Un optimismo, una voluntad y una alegría de vivir que se hace patente en su obra.
Grecia es uno de los referentes más frecuentes en su obra. No la Grecia clásica, no de una manera historicista sino como una voluntad de reivindicar un nuevo rumbo en el arte contemporáneo griego. Una reivindicación que va más allá de la que hicieran Picasso con África o Gauguin con Taití. Una reivindicación contra la escasa atención prestada en Europa al arte actual de la Grecia contemporánea especialmente en un momento tan crudo para el país heleno fuertemente azotado por la crisis económica resultante del Crash de 2008.